El jueves pasado fue la audiencia pública sobre dos ordenanzas muy serias que no admiten liviandad ni caprichos personales, estas son el Presupuesto General y la Tarifaria Anual para el próximo año.

Estas no son simples ordenanzas, son las dos ordenanzas más importantes que trata un municipio, porque el presupuesto define en qué se gasta la plata de todos los vecinos, y la tarifaria define cuánto paga cada vecino por los servicios municipales. Es decir, de estas dos ordenanzas depende la vida cotidiana de Malagueño.

Por eso es inadmisible que se las trate con la liviandad con la que se las trató el pasado jueves; es inadmisible que un presupuesto llegue al Concejo Deliberante con errores en sumas de millones de pesos (alrededor de $ 1800 millones); eso no es normal; eso no es aceptable; eso es una falta de respeto al Honorable Concejo Deliberante y, sobre todo, a los vecinos.

Un presupuesto no puede hacerse sin controles básicos, no puede improvisarse, y no puede ser un “dibujo”. Tiene que ser serio, responsable y transparente.

Y para eso existe la audiencia pública. La audiencia pública no es un trámite, no es una formalidad, no es un favor del Ejecutivo, es un mecanismo de participación ciudadana, donde los funcionarios tienen la obligación de dar explicaciones, les guste o no les guste lo que se les pregunta.

Lamentablemente, lo que vimos el jueves fue todo lo contrario, ante preguntas legítimas, ante pedidos de explicación concretos, el Secretario de Desarrollo Económico y Análisis Financiero reaccionó con enojo, acusando de “chicana” algunos cuestionamientos.

Aunque él crea que una pregunta es una chicana, eso no lo habilita a no explicar, no lo habilita a enojarse, y menos hábilita a que se levante la audiencia pública, cuando aún teníamos muchas dudas y errores por marcar.

La audiencia pública no puede terminarse por el enojo de un funcionario, eso deja mucho que desear, eso demuestra una actitud infantil, una actitud que evidencia que, ante la falta de fundamentos o ante la imposibilidad de admitir errores, se recurre al enojo, una actitud que se repite, porque ya vivimos lo mismo en la audiencia pública del año pasado.

Lamentablemente estamos frente a un gobierno (o algunos funcionarios) que habla mucho de transparencia, pero que se molesta cuando se le exigen explicaciones; un gobierno que dice fomentar la participación, pero que no tolera las preguntas incómodas; un gobierno que ha perdido la cercanía con el vecino, que se ha desconectado de la realidad y que no escucha.

Nosotros estamos en el Concejo y en el Tribunal de Cuentas para hacer exactamente lo contrario, para preguntar, para controlar, para exigir seriedad, y para representar a los vecinos como corresponde. Y no vamos a dejar de hacerlo, aunque moleste, aunque incomode y aunque algunos prefieran el silencio antes que dar explicaciones.

Malagueño merece un gobierno que escuche, que explique y que respete.

Lucas BETTIOL (Concejal)
María Rosa PACTAT (Concejal)
Viviana BRITO (Tribunal de Cuentas)

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